Quicena y El Castillo de Montearagón (Huesca) : Historia y cultura de un pueblo
Quicena
Histórica y Cultural

Retablo de Montearagón


RETABLO DEL JUICIO FINAL


Por su singular importancia hay que dastacar el retablo que ocupa el presbisterio de la Catedral de Huesca, colocado ahí para que sirviera a los cultos parroquiales. Se trata del que se encontraba en la iglesia abacial del Monasterio de Montearagón, que fue trasladado desde el castillo-abadía a la catedral oscense y, una vez concluida la construcción de la parroquia, instalado en ella.




Fue mandado labrar por el abad de Montaragón, Don Alonso de Aragónhijo natural del rey don Fernando el Católico y administrador apostólico de la Mitra de Zaragoza, obstentando así en el basamento las armas correspondientes a la casa real de Aragón, junto a las del Monasterio. 

  

Fotografías: Archivo del Ayuntamiento de Huesca

En el año 1506, a 16 de Julio, Gil Morlanes suscribió la capitulación para labrar el retablo, con el Capítulo del monasterio, ante el notario de Huesca, Felipe de Lizana. 

Tendría treinta palmos de altura por veinte de anchura, en alabastro, con polseras de madera y policromadas las figuras. Se pactó que las cinco historias del bancal serían tres de bulto y dos de medio bulto. Dorado en pináculos, polsera, etc.
 

El precio convenido fue veintitrés mil sueldos pagados en cuatro tandas, desde el año 1507, en que empezó la obra, hasta el 1509, en que la terminó.



Fotografía: Saray Garcés

El zócalo va exornado con seis columnas, y entre las extremas van los dichos escudos de armas de don Alonso, en el lado del Evangelio, cuartelado:

  • Primero y cuarto; castillos y leones

  • Segundo y tercero; bastones de Aragón, águilas y palos de Sicilia

  • En la punta; La Granada.


Y del monasterio:

  • En el opuesto; Castillo de tres torres almenadas.
  • Debajo; El Agnus Dei pasante hacia la izquierda.

  • Detrás; La banderola.

 
Encima, sobre la cornisa, el bancal, con las escenas (de izquierda a derecha):

  • La Epifanía.

  • La Predicación de San Victorián entre sus monjes.

  • La soledad de la Virgen.

  • La degollación de los Inocentes.
  • La Resurrección.

Cada hornacina lleva su guardapolvo de fina crestería, separadas entre sí por pináculos, y en cada uno de éstos, dos apóstoles.

En las cuatro últimas composiciones reseñadas, como en la decoración y en los escudos de armas, acaso intervendría el colaborador de Morlanes, Pedro de Amberes.

El cuerpo principal consta de tres grandes compartimentos limitados por cuatro pináculos con santas mártires sobre ménsulas y bajo doseletes de prolija labor.

El paño central ofrece la escena del Juicio Final. Jesucristo, sentado entre bienaventurados, apoya sus pies en la bola del mundo. Debajo, un ángel y un demonio se hacen cargo de los juzgados por el Señor.

El comportamiento del lado del Evangelio representa la Transfiguración; Jesucristo entre Moisés y Elías en presencia de los apóstoles San Pedro, San Juan y Santiago, que están debajo, viéndose en el fondo del monte Tabor.

El tercer compartimento (lado de la Epístola) figura la Ascensión del Señor entre ángeles, y debajo los apóstoles, extáticos. Grandes doseles de minuciosa crestería protegen estas impresionantes escenas.

 

Fotografía: Julio Asunción en blog "Arte, Historia, Curiosidades"

De arquitectura todavía gótica, los relieves corresponden ya al estilo renacentista, con suaves rostros finamente modelados y serenas posiciones, aunque el esquema compositivo pertenezca todavía anclado en arquetipos góticos. El retablo de Montearagón representa el inicio de renacimiento escultórico en el Reino.